SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ..."ELLA, LA PEOR DEL MUNDO"
Sor Juana Inés de la Cruz sobrepasó los límites de la época que le tocó vivir, única figura femenina que no empalideció, mujer de pensamiento y espíritu brillante y de personalidad enigmática, tal vez escandalizando a la sociedad que la rodeó con su vida intensa en la que tuvo que lidiar con dificultades que parecían insuperables, con intolerancias, envidias y ojerizas de quienes la sabían genial, aun sin comprenderla.
Junto con el erudito Carlos Sigüenza y Góngora, se convierte en la figura principal de lo que Mariano Picón Salas ha denominado Barroco de Indias. Su incursión en la vida política, social y religiosa de México de inicios de siglos XVII, queda cotejada no sólo en los Arcos Triunfales que elaboró para el recibimiento de autoridades virreinales, como el Neptuno Alegórico, sino también su prosa tiene un lugar meritorio en la historia de las letras de la lengua española como la Carta Athenagórica y La Respuesta a Sor Filotea de la Cruz y fundamentalmente, su poesía (profana, sacra y filosófica)que le valió el título de “décima musa” “fénix americana”.
El Soneto 145, “Quéjase de la suerte: insinúa su aversión a los vicios, y justifica su divertimento a las Musas” es una composición poética de arte mayor, con catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos. Los cuartetos tienen la misma rima: ABBA, la cual es una rima mixta, y los tercetos tienen diferente rima: CDC y DCD.
Este poema nos muestra la corriente de pensamiento muy importante de la época, y en la que se funda el Barroco-en general- y el Barroco de Indias-en particular, que es el conceptismo. El conceptismo consiste en juegos verbales que usan los autores para crear una metáfora ingeniosa, a través de la paradoja, la paranomasia, la elipsis y los retruécanos. Esto sería el aspecto formal del poema.
Junto a ello, vemos como tan ingeniosamente, al igual que lo haría en la Carta Atenagórica, Juana va creando ese nuevo espacio que le permita moverse desde los márgenes que como sujeto subalterno tripartito-mujer, criolla e hija ilegítima- ocupa, para poder reemplazarse y tener una voz propia-que muchas veces perspicazmente será reemplazada con otras voces-para decir aquello que sabe a través de una cadena de negociaciones, lo que Josefina Ludmer denomina “tetras del débil”. Los versos tienen significados profundos e impactantes “…sólo intento / poner bellezas en mi entendimiento / y no mi entendimiento en las bellezas.” Sor Juana crea una aparente paradoja cuando une frases que engañosamente son contradictorias, para poner énfasis en un solo punto central “el entendimiento” que tantos problemas traería a su vida y que es un tema constante en sus versos “sírvame el entendimiento/alguna vez de descanso” (Romance 2). Véase como la monja construye mediante el “yo poético” una apología al entendimiento, mediante una defensa del porqué el Mundo (personalizado)la acusa, si ella solamente quiere enriquecer y embellecer su entendimiento ,mediante el aprendizaje y por lo tanto está utilizando de una manera correcta el tiempo, no entreteniéndose en cosas efímeras como la belleza.
De otro lado, el uso del retruécano (o conmutación) demuestra, no sólo el dominio de las funciones sintácticas de los términos implicados, sino también la musicalidad que este otorga, sin dejar de lado el “concepto” que la poetisa quiere crear. En el poema hay seis versos que aplican este figura literaria: “poner riquezas en mi pensamiento/ que no mi pensamiento en las riquezas” , “consumir vanidades de la vida/ que consumir la vida en vanidades” y los versos ya citados anteriormente, todos ellos apuntan a crearse un espacio legitimador de su inteligencia.
Podemos leer estos versos, también, como la vanidad y orgullo de la monja, pues ella sabe que sabe; una profunda ironía y cierto sarcasmo, para declarar públicamente que nada en su mundo interior suspenden conceptos de la realidad firmemente establecidos. Se la persigue por ser mujer y por ser monja, pero aun así esta atrevida monja y mujer del siglo XVII nos revela un mundo poético, tan bien construído, que no difiere en lo sustancial del de los autores peninsulares como Góngora, Quevedo, Gracián. Notaremos constantemente en sus versos una gracia muy peculiar que la distingue, cierta sutil y profunda elegancia en la que adquieren nueva vida incluso algunos versos de Calderón, de Góngora o de Quevedo, por ejemplo en el soneto 145 Sor Juana escribe al final del poema “es cadáver, es polvo, es sombra, es nada” y Luis de Góngora y Argote escribiría en su soneto “en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada”, como se ve ambos poetas utilizan el tópico del Carpe Diem, pero con diferentes tratamientos, y más aun si se considera que los diversos temas del Barroco fueron tomados del renacimiento, pues el soneto XXIII de Garcilaso, nos habla del mismo tópico.
Sor Juana, había supuesto que la poesía y la belleza eran dotes naturales de la humanidad y consideraba su talento poético como un don divino, sin embargo, su poesía no es, únicamente, mística, sino muy realista. Su clara inteligencia la dota de gran precisión aún cuando describe sus propios sueños.
Debe recordarse, sin embargo, que sor Juana constantemente tiene desavenencias con su, entonces, confesor Núñez de Miranda. Es siempre “el otro” que no logra entender su inclinación a las letras, y podemos interpretar la personificación del Mundo como una representación de la figura de su padre confesor, universalizando al objeto que la subalterniza.
Finalmente solo nos queda reconocer el ingenio audaz de esta mujer, cuya poesía además de ser técnicamente muy bien lograda, se convierte en toda una filosofía de vida de una monja del siglo XVII, que comienza a cuestionar por primera vez el acceso de las mujeres a la educación y problemas sociales de su tiempo. Es decir su poesía es un perfecto equilibrio entre fondo y forma. La poesía de Sor Juana es poesía en sí misma, en cuanto que todo es arte, ficción, artificio, pasajero entretenimiento, pero es la vez y fundamentalmente, un arte, útil instrumento para declarar verdades anteriores e independientes a cualquier poema. En el mejor de los casos, cabía reconocer que la poesía es sólo reflejo de la inevitable y frívola tendencia al metro y a la rima que tienen algunos mortales, como bien declara la misma Sor Juana en su carta a Sor Filotea. Pero incluso cuando esta tendencia desemboca en el vicio mayor del siglo, en los juegos de palabras, éstos encontrarán su utilidad en servicio de la visión del mundo que revela lo vacío de toda ficción. Así, a la vez que Sor Juana se defiende contra los que criticaban no sólo su afición a filosofar -porque no hay que olvidar que era gran pensadora- sino también su afecto a las palabras y al verso, demuestra cómo las palabras pueden ser instrumento para dejar la verdad realista de su siglo, bien en claro. En la etapa final de su vida, obligada a hacer penitencia, firma con su sangre su propia sentencia que se ha convertido en una de las frases más célebres de la historia "YO, LA PEOR DEL MUNDO", que quizá suma gloria a la vida tan apasionada que ´decidió vivir.
Erika Aquino